domingo, 25 de abril de 2010

Orígenes del realismo mágico

Tal como señala el profesor Seymor Menton en su libro Historia verdadera del Realismo Mágico, "...ha sido poca la suerte con la que ha corrido el término al momento de su definición en el ámbito literario, en vista que de su enunciación formal se han encargado los críticos, quienes sin mayor desenfado han relacionado al género numerosas calificaciones; lo fantástico o real maravilloso, u otras corrientes artísticas, tal como el Surrealismo".La aparición del término Realismo Mágico se ubica entre los años 1920-1930 cuando la crítica intentaba definir los trabajos de los pintores germanos de la postguerra.
La temática y los elementos de las obras de estos artistas, sucesores al Postexpresionismo, se caracterizaban por ser imaginarios, fantásticos e irreales. Paulatinamente, la nueva corriente se extendió a otros países de Europa: Holanda, Italia y Francia, cruzando finalmente el Atlántico y arribando a los Estados Unidos. Hacia los años 40, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) ofreció la exposición "Realistas americanos y realistas mágicos". Es en esa misma década cuando los críticos de literatura recurren al nombre de Realismo Mágico para definir el estilo narrativo de algunos autores.El Realismo Mágico y LatinoaméricaEn la literatura, el Realismo Mágico es un género en el que el autor combina elementos fantásticos y fabulosos con el mundo real, creando un equilibrio entre una atmósfera mágica y la cotidianidad, quebrantando las fronteras entre lo real y lo irreal, ubicando cada uno de estos en el lugar del otro.
Diferenciándose del uso tradicional de los elementos fantásticos en la literatura, el Realismo Mágico presenta lo real como maravilloso y viceversa, planteando como un suceso común, tanto para el lector como para los personajes de la obra, escenas y hechos fabulosos, mientras que brinda a su vez un carácter fantástico e irreal a actos de la vida común.Desde mediados del siglo XX, la narrativa latinoamericana amplía su perspectiva más allá de la naturaleza, los indígenas y demás temas comunes de la novela realista. Revoluciones culturales y políticas, un amplio apego a la superstición, regímenes autoritaristas y demás procesos locales se combinaron con las vanguardias europeas, el psicoanálisis y las principales inquietudes del mundo entero sobre los problemas humanos y existenciales, ofreciendo a la pluma latinoamericana un escenario ideal para impulsar el Realismo Mágico en la lieteratura, convirtiéndolo en una senda hacia la consolidación de una identidad regional.
En medio de este proceso la crítica conoce nuevos nombres: Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, Miguel Angel Asturias y Juan Rulfo destacan entre otros. Años después, en la década de los 60 hacen aparición escritores como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, que consolidan la literatura latinoamericana en el ámbito cultural mundial.

lunes, 19 de abril de 2010

La generación sin nombre, la generación sin voz

El hombre muere cuando no tiene más que dar de sí mismo. Sólo entonces el tempo y la física determinan el rumbo. Esta es la verdad de nuestro mundo actual, sobrepoblado por muertos. En ocasiones fantasmas de nacimiento en un entorno sin posibilidad de desarrollo, a veces sin las capacidades que permiten vivir realmente. Pero en su mayoría suicidas impulsados por un mundo resultado de la estupidez derramada sobre el populis. Estupidez que impulsa más estupidez, vidas sin sentido comiéndose al universo para tratar de llenar un vacío sin fondo.
Sin embargo, el Boom busca proteger el valor de cualquier existencia, incluso la muerte en vida, al tratar de justificarla con la posibilidad de otras virtudes, especialmente aludiendo a la belleza, el amor, la pasión y otros de los engranes que hacen girar las manecillas del hombre. En el siguiente fragmento de Julio Cortázar vemos la idea: “…casi protegiéndolo para que siguiera por su pobre vida estúpida, su imbécil vida fracasada hacia otra imbécil vida fracasada hacia otra imbécil vida fracasada hacia otra…”
Lo anterior simplemente como arrepentimiento de la muerte ante la belleza. Estos son los valores que explotan en las mentes de los autores del Boom que inútilmente tratan de ser continuados por una generación nueva de escritores creados por la mercadotécnica y la necesidad de encontrar artistas donde no los hay.
De entre estos autores sobresalen nombres conocidos como Isabel Allende y Mario Benedetti, los cuales de sólo ser mencionados nos refieren en sus últimas obras textos ligeros y poco profundos ya que reflejan el resultado del experimento mercadológico del Post-boom. No todo es negativo, claro está, pero desafortunadamente los escritores que logran destacar de la superficialidad de lo vendible, rápidamente son sepultados por una pila de grandes nombres que pronto los dejan impotentes para expresar sus ideas.
Los autores valiosos del Post-boom quedan recluidos al saber de algunos conocedores y fallan en el objetivo principal de la literatura: el de llegar a las masas para tratar de crear una ruptura en la rutina e inspirar a las nuevas generaciones para que se conviertan en, como diría Bolaño, “perros románticos”. Son estos librepensadores e idealistas los que hacen que la literatura funcione en realidad como un factor de cambio. Es la masa iluminada por la lírica lo que transforma las palabras en acciones y las ideas en realidades.
Para Borges la vida es un jardín de senderos que se bifurcan dando lugar a un sinnúmero de posibles decisiones que llevan a otro sinnúmero de éstas. Pero a pesar de cuántas vueltas le demos al laberinto que es la vida, los senderos siempre terminarán llevándonos a un punto final.
¿Cuál es entonces el sentido de los caminos si no podemos llegar más que a un final eventual? Ninguno y todos, sería la única respuesta. La vida es una cuestión de perspectiva y por lo tanto queda en nosotros encontrar sentido a lo que hacemos. Sin embargo, la literatura puede por lo menos impulsar el pensamiento que según se dice, es lo único que nos deja nacer y morir más de una vez. Lo único que sé hasta el momento, es que en el jardín de los senderos bifurcados que es la vida, lo que menos quiero es dar vuelta a la izquierda.
La vuelta del pensamiento es lo que proclama el Crack y sus cinco grandes exponentes. La muerte de lo insignificante y superficial creado por el falso artista. El Crack quiere que el mundo piense de nuevo y por esto propone una nueva revolución que, aunque a veces desprecie lo creado por el Boom, anhela con todas sus ansias la profundidad lograda por éste.
Hay tres tipos de personas en este contexto:
Los que escriben de sus vidas un periódico, breve, conciso y poco significativo. Al día siguiente sólo un montón de hojas convertidas en basura.
Los que escriben de su gota de tiempo un best-seller que llega a las masas y que es glorificado hasta el final sólo para luego convertirse en parte de una colección de voces apagadas de un tiempo sin nombre.
Finalmente tenemos a los que incluso sin saberlo, escriben de sus días una obra que se convierte en palabras selladas fuera del alcance de la lluvia del tiempo. El tiempo es el enemigo natural del hombre, su musa asesina.
El Boom, el Post-boom, Crack, Latinoamérica y el mundo. Todos buscan trascender. Entiendo a estos tres movimientos simplemente como eso. Hombres y mujeres buscando la gloria expresando las ideas o situaciones de su generación, tratando de crear belleza a través de su expresión. También inspirando cambio, el cual impulsa a diferentes expresiones en un futuro. Todo es parte de una evolución natural del hombre que por naturaleza es perfeccionista, y en su perfeccionismo se queja y se mueve por cambiar lo que ve erróneo.
Sin embargo, ese perfeccionismo es el que lentamente nos mata. Cada día ansiamos más mundos perfectos: países sin crimen, sociedades sin pobreza y días sin noches. La perfección sólo nos lleva a vidas armoniosas, pacíficas, tranquilas. Como pacientes sedados en un hospital, qué asco.
Es la imperfección lo que nos hace sudar, pensar, llorar y soñar. El sueño es la máxima capacidad del hombre, es lo único que nos permite tocar el arte, dormir con la belleza y ver la sonrisa del amor. Cuál es el punto entonces de despertar de un sueño sólo para encontrar que ya tenemos todo lo que soñamos. El caos empuja la vida a luchar mientras que la perfección da lugar a la muerte.
Entre sean menos las voces de cambio que escuchemos a través de la literatura, menos será el tiempo que nos faltará para llegar a una realidad que ya no valdrá la pena ser vivida. Estamos drogados por el conformismo y el lento progreso hacia la perfección, pero, creo fervientemente que como toda nuestra misma formación social es un ciclo y éste, al alcanzar el punto máximo, no puede más que caer en un nuevo caos que reinicie la validez de la vida.
No somos la generación de Facebook o de la Internet. Saint Exúpery dice que: “Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos”. Somos la generación sin nombre, la generación que olvida ver con el corazón por distraerse en la demasía de cosas para ver con los ojos. Somos la generación de los ojos abiertos y el corazón cerrado.
La vida es un rayo, es un flash, no pasa, sólo se percibe. No se vive para hacer, se vive para sentir, pero sólo se siente al hacer. Se quiere vivir como se siente, pero se vive como se hace. Somos entonces sólo lo que movemos. Caminamos acompañados por la vida sólo para encontrar que al final siempre estuvimos solos, cargando las sombras del alma, siempre queriendo prender una luz y en cambio haciendo una nueva sombra.
José María Tejeda